viernes, 23 de noviembre de 2007

The window and the mirrow



Ahora mismo estamos viajando en un tren bala. Casi 20 vagones. Cada uno de 2 pisos. Más de 300 km/hora. Alrededor de 1960 Japón decidió que su Estrategia de Transporte iba a basarse en los trenes y no en los aviones. Hay decisiones que marcan el futuro de las empresas e igual sucede con los países. No son muchas, todo lo contrario. A lo sumo, una o dos cada legislatura en política o cada “expatriación” en el mundo de las empresas.

¿Cómo estar seguro de que se va a tomar la decisión correcta? Es imposible. Siempre habrá tecnócratas, científicos y burócratas a favor y en contra. Siempre habrá argumentos en un sentido y en el otro. Siempre habrán perjudicados y favorecidos. Y todos tendrán sus razones. Si no fuera así, en realidad no serían decisiones. Tampoco es posible evaluar la capacidad de un líder para tomar correctamente estas decisiones pues sus consecuencias sólo son visibles al cabo de décadas. Es más, los propios líderes, los auténticos, los que al final de su carrera han mostrado y probado sus éxitos, son los primeros que cuando se les pregunta por el factor clave responden que fue la suerte.

Es la teoría conocida como “the window and the mirror”. Normalmente, estos líderes “miran a través de la ventana” para buscar las razones de sus éxitos, mientras que “se miran al espejo” para encontrar las de sus fracasos, que también los tienen. Es decir, creen firmemente que cuando lo acertaron lo hicieron por causas ajenas a ellos y, en cambio, se designan únicos culpables cuando se equivocaron. Esta es la conclusión de un estudio realizado entre los dirigentes de las 50 empresas que más habían incrementado su valor en la bolsa durante 20 años consecutivos. Ahora mirad vosotros alrededor vuestro. Mirad a vuestros líderes políticos o a vuestros jefes de empresa, y fijaros en cómo actúan delante de un fiasco. ¿Se reconocen como culpables o miran a través de la venta señalando a otros? Y, al revés. Cuando las cosas salen bien, ¿asumen que la suerte o las condiciones les ayudaron o se miran al espejo para ver lo guapos que son y el mérito que tienen?

Ahora jugad vosotros a líderes. A tomar estas decisiones que pueden fijar el futuro de una empresa o de un país. Todos somos capaces de hacerlo. En el mismo estudio al que me refería anteriormente, también se les preguntaba cuando tomaron una decisión trascendental en base a qué lo hacían. Más del 75% reconocían, ahora que ya estaban retirados, que era por pura intuición. Los tíos, listos ellos como nadie, eran capaces siempre de encontrar argumentos a favor y en contra, de defender una postura o atacar la contraria y volverlo a hacer en el sentido contrario. Tan fácil lo hacían que, al final, no podían distinguir racionalmente qué opción era la mejor. Simplemente dejaban que su intuición lo hiciera.

Así que olvidaros por un momento de todo lo que os han contado, de vuestro país o de vuestra empresa, vuestros jefes o vuestros subordinados, y pensad que haríais para ponerlos arriba de todo. ¿Aviones o trenes? Si trenes, ¿radial o concéntrico? ¿Uniendo Madrid con todas las capitales de provincia como es el plan actual? ¿O uniendo en un círculo La Coruña, Bilbao, Barcelona, Valencia, Málaga, Sevilla, Lisboa y de nuevo La Coruña? Si aviones, ¿un solo hub gigante en Madrid o varios hubs en Madrid, Sevilla, Bilbao y Barcelona? Las dos grandes compañías fabricantes de aviones, Boeing y Airbus, también han decidido sobre qué apuesta harán los países. La primera ha tomado el camino de desarrollar aviones más pequeños, de menor gasto y con mayor facilidad para despegar y aterrizar. Es decir, más hubs y por tanto menos viajeros por vuelo. La segunda ha decidido desarrollar un superavión, el A380, de largísimo alcance y con el máximo número de pasajeros. Es decir, menos hubs y por tanto más distancia en cada vuelo y más pasajeros.

Hacedlo ahora para vuestra empresa. ¿Cómo repartiríais el presupuesto de Marketing? ¿Invertiríais en todas las marcas o sólo en unas pocas? ¿En cuáles lo haríais de verdad si el dinero fuera vuestro? Y de los lanzamientos, ¿cuáles de verdad realizaríais y cuáles cancelaríais? Y si pudierais escoger el proyecto del futuro para la empresa, ¿qué producto querríais desarrollar? Dejad que sea vuestra intuición la que decida. No busquéis razones ni argumentos, sólo dejad que vuestra imaginación dibuje las diferentes opciones y fijaros en cuál os gusta más. Tal cual. Entonces veréis como de repente todo tiene sentido y todo empieza a encajar. Como en el final de Sospechosos Habituales. Kaizar Sossé. ¡Qué gran película!

domingo, 4 de noviembre de 2007

¿Y después de la Democracia qué?

Nos fuimos ya de la China comunista. O capitalista. Uno se pierde con tanto anuncio consumista por un lado y bandera colorada por otro. Así de perplejos nos hemos quedado. Será por culpa de nuestras Universidades decadentes que no nos enseñaron esto de las economías híbridas. Pero, como nosotros no tenemos censura, podemos opinar. Para bien y para mal. Para bien, que esto parece que funciona y mucho. Para mal, que sólo lo parece y que siempre te queda la duda de si la mierda la tienen guardada bajo la alfombra. Roja, claro.

Este es uno de los peajes de no ser una democracia. Que aparte de sembrar tempestades, siembras dudas. Y es una pena, porque el principio básico del Comunismo no le puede sonar mal a nadie. Bueno, a nadie que no se crea superior al vecino, porque aquí son todos iguales. Y en verdad que lo parecen porque no sólo tienen todos la misma cara sino también el mismo coche o apartamento. Bueno, casi todos. Pero, no os vamos a engañar, no se los cambiamos por los nuestros.

Como tampoco les cambiamos nuestro sistema político. Aunque igual que nos han demostrado que pueden haber alternativas al Capitalismo, lo mismo pasa con la Democracia. Los primeros restos de seres humanos tienen más de un millón de años y la democracia auténtica apenas un siglo. ¿De verdad nos creemos que no puede ser mejorada? Por ejemplo. Igual que lo lógico en una empresa es que el Director General haya sido monaguillo antes que fraile y así pasando por sotanas de todos los colores hasta llegar a Papa, ¿no sería normal exigir que un Presidente del Gobierno primero lo haya sido de una Comunidad Autónoma, antes Alcalde de una capital y antes de un pueblo?

También podríamos dejar que ese, ahora ya experto gobernante y gestor, eligiera a todo su gabinete como sucede actualmente y así las discusiones en el Consejo de Ministros seguirían siendo de lo más fácil. “Si no me gusta lo que me dices, pues te cambio, campana y se acabó”. ¿No sería mucho más democrático que cada Ministro fuera elegido por separado? Y para hacerlo, ¿no sería mucho mejor que confiáramos en los expertos de verdad? Por ejemplo: al Ministro de Justicia lo elegirían entre todos los Jueces y Fiscales o diplomados de Derecho. Al de Sanidad, entre todos los Médicos, Enfermeras y demás. Y al de Educación, entre todos los Catedráticos y Profesores. Siempre habrían métodos de bloqueo para evitar abusos corporativistas por los que una mayoría cualificada del Consejo de Ministros podría forzar la dimisión de uno de ellos.

Os aburriríamos con otras ideas de este tipo pero sólo queríamos imaginarnos por un momento cómo podrían ser nuestros países si fueran dirigidos por profesionales y expertos de verdad y no por políticos y partidos; y cómo podríamos conseguir que eso pasara dentro de un sistema democrático. Porque, si vosotros tuvierais una empresa ¿de verdad ficharíais a Zapatero, Rajoy, Aznar, Llamazares o cualquiera de estos como Director General? Entonces, si no los queremos para nosotros ¿por qué tenemos que aceptarlos para todo el país?

Si me preguntáis a mí, preferiría no votar más que al Ministro de Economía y poderlo escoger entre cualquiera y no sólo entre los políticos de carrera. Y que “mi ministro” se pegase en las reuniones con el de los abogados, médicos o ingenieros. Acabarían con morados, sin duda, pero estoy seguro de que en la Bolsa de Países nos salíamos. Aunque nos costase unas stock options.

El milagro del Oso Panda y el del Oso Hormiguero y el Oso Volador y el Pez Oso y….


Vosotros que sois unos lectores rápidos y sagaces os habréis dado cuenta de que entre los osos del título hay dos que, a falta de que algún biólogo freaky demuestre lo contrario, son pura invención y cualquier parecido con la realidad mera casualidad. Porque para casualidades, las del Oso Panda. Mirad bien la foto. ¿No es muchísima casualidad que la naturaleza haya parido un bicho tan tiernamente perfecto? Las orejas. Las dos del mismo color negro, igual que las manchas que rodean los ojos. Y el resto de la cara, blanco algodón. ¡Ni el puñetero Walt Disney lo habría hecho mejor!!!!! Es la mascota perfecta.

Según Darwin, son consecuencia de la naturaleza y de su proceso de selección. O sea, que los Osos con las orejas y los contornos de los ojos del mismo color, son más guays y sobreviven mejor que los pobres que no se enteraron que L’Oreal había lanzado el lápiz de ojos para osos. ¡Venga hombre! Eso no se lo cree ni él. Además, ¿dónde están los otros osos? Los que no han sobrevivido, me refiero. El Oso Volador y el Pez Oso. Y el Oso Con Una Oreja de Cada Color. Y otros tantos que debería haber por ahí. No queda ni rastro de ellos. En otras palabras, nunca han existido.

Parecerá una tontería (y, para qué negarlo, posiblemente lo sea) pero creo más en que la evolución es una consecuencia de la mutación premeditada y deliberada de los genes, que no una mutación al azar como dijo Darwin. Según su teoría, los genes mutan al azar y sobre esas mutaciones sólo sobreviven los que mejor se adaptan al entorno y a sus cambios. ¿De verdad alguien se cree que una mutación al azar pudo crear los ojos o el oído? ¿O los dedos de una mano o la cara bonita de un Oso Panda? Aunque fueran un millón de mutaciones continuadas. O un millón de millones.

Por tanto, si la evolución no es por azar, sólo nos queda una opción. Nuestros genes son un disco con dos caras e igual que contienen la información de cómo somos hoy, en el revés también disponen la de cómo seremos en el futuro. Las especies que se han extinguido por el camino son meros fallos o deshechos del proceso y nosotros, en realidad, las cobayas del ser humano del futuro. Estos mismos genes son los que ponen en marcha nuestro reloj biológico procreador, para disponer en nuestros hijos un nuevo cuerpo en el que seguir mutando cuál parásitos hasta su destino final, sea cual sea. Entonces, cuando ya no les somos útiles, nos abandonan dejando que nuestras células vayan envejeciendo hasta morir. Y tú que pensabas que Matrix sólo existía en la ficción y ahora resulta que tu cuerpo es la probeta donde experimentan y se desarrollan tus genes. Aunque no sé porqué los llamas así, porque no son tuyos. Tú eres de ellos.

Lo dicho, una tontería.

(aunque explicada en serio no lo es tanto. De hecho, es la teoría de los deterministas que defienden que Dios creo al hombre al disponer su información genética en el primer ADN y que simplemente hemos evolucionado en una dirección que estaba determinada desde el inicio. La duda, si nosotros somos el final de ese camino o simplemente una estación intermedia. Sólo lo sabremos el día que aprendamos a leer entrelíneas, genéticas claro)