domingo, 4 de noviembre de 2007

¿Y después de la Democracia qué?

Nos fuimos ya de la China comunista. O capitalista. Uno se pierde con tanto anuncio consumista por un lado y bandera colorada por otro. Así de perplejos nos hemos quedado. Será por culpa de nuestras Universidades decadentes que no nos enseñaron esto de las economías híbridas. Pero, como nosotros no tenemos censura, podemos opinar. Para bien y para mal. Para bien, que esto parece que funciona y mucho. Para mal, que sólo lo parece y que siempre te queda la duda de si la mierda la tienen guardada bajo la alfombra. Roja, claro.

Este es uno de los peajes de no ser una democracia. Que aparte de sembrar tempestades, siembras dudas. Y es una pena, porque el principio básico del Comunismo no le puede sonar mal a nadie. Bueno, a nadie que no se crea superior al vecino, porque aquí son todos iguales. Y en verdad que lo parecen porque no sólo tienen todos la misma cara sino también el mismo coche o apartamento. Bueno, casi todos. Pero, no os vamos a engañar, no se los cambiamos por los nuestros.

Como tampoco les cambiamos nuestro sistema político. Aunque igual que nos han demostrado que pueden haber alternativas al Capitalismo, lo mismo pasa con la Democracia. Los primeros restos de seres humanos tienen más de un millón de años y la democracia auténtica apenas un siglo. ¿De verdad nos creemos que no puede ser mejorada? Por ejemplo. Igual que lo lógico en una empresa es que el Director General haya sido monaguillo antes que fraile y así pasando por sotanas de todos los colores hasta llegar a Papa, ¿no sería normal exigir que un Presidente del Gobierno primero lo haya sido de una Comunidad Autónoma, antes Alcalde de una capital y antes de un pueblo?

También podríamos dejar que ese, ahora ya experto gobernante y gestor, eligiera a todo su gabinete como sucede actualmente y así las discusiones en el Consejo de Ministros seguirían siendo de lo más fácil. “Si no me gusta lo que me dices, pues te cambio, campana y se acabó”. ¿No sería mucho más democrático que cada Ministro fuera elegido por separado? Y para hacerlo, ¿no sería mucho mejor que confiáramos en los expertos de verdad? Por ejemplo: al Ministro de Justicia lo elegirían entre todos los Jueces y Fiscales o diplomados de Derecho. Al de Sanidad, entre todos los Médicos, Enfermeras y demás. Y al de Educación, entre todos los Catedráticos y Profesores. Siempre habrían métodos de bloqueo para evitar abusos corporativistas por los que una mayoría cualificada del Consejo de Ministros podría forzar la dimisión de uno de ellos.

Os aburriríamos con otras ideas de este tipo pero sólo queríamos imaginarnos por un momento cómo podrían ser nuestros países si fueran dirigidos por profesionales y expertos de verdad y no por políticos y partidos; y cómo podríamos conseguir que eso pasara dentro de un sistema democrático. Porque, si vosotros tuvierais una empresa ¿de verdad ficharíais a Zapatero, Rajoy, Aznar, Llamazares o cualquiera de estos como Director General? Entonces, si no los queremos para nosotros ¿por qué tenemos que aceptarlos para todo el país?

Si me preguntáis a mí, preferiría no votar más que al Ministro de Economía y poderlo escoger entre cualquiera y no sólo entre los políticos de carrera. Y que “mi ministro” se pegase en las reuniones con el de los abogados, médicos o ingenieros. Acabarían con morados, sin duda, pero estoy seguro de que en la Bolsa de Países nos salíamos. Aunque nos costase unas stock options.

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