domingo, 4 de noviembre de 2007

El milagro del Oso Panda y el del Oso Hormiguero y el Oso Volador y el Pez Oso y….


Vosotros que sois unos lectores rápidos y sagaces os habréis dado cuenta de que entre los osos del título hay dos que, a falta de que algún biólogo freaky demuestre lo contrario, son pura invención y cualquier parecido con la realidad mera casualidad. Porque para casualidades, las del Oso Panda. Mirad bien la foto. ¿No es muchísima casualidad que la naturaleza haya parido un bicho tan tiernamente perfecto? Las orejas. Las dos del mismo color negro, igual que las manchas que rodean los ojos. Y el resto de la cara, blanco algodón. ¡Ni el puñetero Walt Disney lo habría hecho mejor!!!!! Es la mascota perfecta.

Según Darwin, son consecuencia de la naturaleza y de su proceso de selección. O sea, que los Osos con las orejas y los contornos de los ojos del mismo color, son más guays y sobreviven mejor que los pobres que no se enteraron que L’Oreal había lanzado el lápiz de ojos para osos. ¡Venga hombre! Eso no se lo cree ni él. Además, ¿dónde están los otros osos? Los que no han sobrevivido, me refiero. El Oso Volador y el Pez Oso. Y el Oso Con Una Oreja de Cada Color. Y otros tantos que debería haber por ahí. No queda ni rastro de ellos. En otras palabras, nunca han existido.

Parecerá una tontería (y, para qué negarlo, posiblemente lo sea) pero creo más en que la evolución es una consecuencia de la mutación premeditada y deliberada de los genes, que no una mutación al azar como dijo Darwin. Según su teoría, los genes mutan al azar y sobre esas mutaciones sólo sobreviven los que mejor se adaptan al entorno y a sus cambios. ¿De verdad alguien se cree que una mutación al azar pudo crear los ojos o el oído? ¿O los dedos de una mano o la cara bonita de un Oso Panda? Aunque fueran un millón de mutaciones continuadas. O un millón de millones.

Por tanto, si la evolución no es por azar, sólo nos queda una opción. Nuestros genes son un disco con dos caras e igual que contienen la información de cómo somos hoy, en el revés también disponen la de cómo seremos en el futuro. Las especies que se han extinguido por el camino son meros fallos o deshechos del proceso y nosotros, en realidad, las cobayas del ser humano del futuro. Estos mismos genes son los que ponen en marcha nuestro reloj biológico procreador, para disponer en nuestros hijos un nuevo cuerpo en el que seguir mutando cuál parásitos hasta su destino final, sea cual sea. Entonces, cuando ya no les somos útiles, nos abandonan dejando que nuestras células vayan envejeciendo hasta morir. Y tú que pensabas que Matrix sólo existía en la ficción y ahora resulta que tu cuerpo es la probeta donde experimentan y se desarrollan tus genes. Aunque no sé porqué los llamas así, porque no son tuyos. Tú eres de ellos.

Lo dicho, una tontería.

(aunque explicada en serio no lo es tanto. De hecho, es la teoría de los deterministas que defienden que Dios creo al hombre al disponer su información genética en el primer ADN y que simplemente hemos evolucionado en una dirección que estaba determinada desde el inicio. La duda, si nosotros somos el final de ese camino o simplemente una estación intermedia. Sólo lo sabremos el día que aprendamos a leer entrelíneas, genéticas claro)

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