miércoles, 5 de marzo de 2008

Vuelta al mundo Belén y Pedro

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viernes, 23 de noviembre de 2007

The window and the mirrow



Ahora mismo estamos viajando en un tren bala. Casi 20 vagones. Cada uno de 2 pisos. Más de 300 km/hora. Alrededor de 1960 Japón decidió que su Estrategia de Transporte iba a basarse en los trenes y no en los aviones. Hay decisiones que marcan el futuro de las empresas e igual sucede con los países. No son muchas, todo lo contrario. A lo sumo, una o dos cada legislatura en política o cada “expatriación” en el mundo de las empresas.

¿Cómo estar seguro de que se va a tomar la decisión correcta? Es imposible. Siempre habrá tecnócratas, científicos y burócratas a favor y en contra. Siempre habrá argumentos en un sentido y en el otro. Siempre habrán perjudicados y favorecidos. Y todos tendrán sus razones. Si no fuera así, en realidad no serían decisiones. Tampoco es posible evaluar la capacidad de un líder para tomar correctamente estas decisiones pues sus consecuencias sólo son visibles al cabo de décadas. Es más, los propios líderes, los auténticos, los que al final de su carrera han mostrado y probado sus éxitos, son los primeros que cuando se les pregunta por el factor clave responden que fue la suerte.

Es la teoría conocida como “the window and the mirror”. Normalmente, estos líderes “miran a través de la ventana” para buscar las razones de sus éxitos, mientras que “se miran al espejo” para encontrar las de sus fracasos, que también los tienen. Es decir, creen firmemente que cuando lo acertaron lo hicieron por causas ajenas a ellos y, en cambio, se designan únicos culpables cuando se equivocaron. Esta es la conclusión de un estudio realizado entre los dirigentes de las 50 empresas que más habían incrementado su valor en la bolsa durante 20 años consecutivos. Ahora mirad vosotros alrededor vuestro. Mirad a vuestros líderes políticos o a vuestros jefes de empresa, y fijaros en cómo actúan delante de un fiasco. ¿Se reconocen como culpables o miran a través de la venta señalando a otros? Y, al revés. Cuando las cosas salen bien, ¿asumen que la suerte o las condiciones les ayudaron o se miran al espejo para ver lo guapos que son y el mérito que tienen?

Ahora jugad vosotros a líderes. A tomar estas decisiones que pueden fijar el futuro de una empresa o de un país. Todos somos capaces de hacerlo. En el mismo estudio al que me refería anteriormente, también se les preguntaba cuando tomaron una decisión trascendental en base a qué lo hacían. Más del 75% reconocían, ahora que ya estaban retirados, que era por pura intuición. Los tíos, listos ellos como nadie, eran capaces siempre de encontrar argumentos a favor y en contra, de defender una postura o atacar la contraria y volverlo a hacer en el sentido contrario. Tan fácil lo hacían que, al final, no podían distinguir racionalmente qué opción era la mejor. Simplemente dejaban que su intuición lo hiciera.

Así que olvidaros por un momento de todo lo que os han contado, de vuestro país o de vuestra empresa, vuestros jefes o vuestros subordinados, y pensad que haríais para ponerlos arriba de todo. ¿Aviones o trenes? Si trenes, ¿radial o concéntrico? ¿Uniendo Madrid con todas las capitales de provincia como es el plan actual? ¿O uniendo en un círculo La Coruña, Bilbao, Barcelona, Valencia, Málaga, Sevilla, Lisboa y de nuevo La Coruña? Si aviones, ¿un solo hub gigante en Madrid o varios hubs en Madrid, Sevilla, Bilbao y Barcelona? Las dos grandes compañías fabricantes de aviones, Boeing y Airbus, también han decidido sobre qué apuesta harán los países. La primera ha tomado el camino de desarrollar aviones más pequeños, de menor gasto y con mayor facilidad para despegar y aterrizar. Es decir, más hubs y por tanto menos viajeros por vuelo. La segunda ha decidido desarrollar un superavión, el A380, de largísimo alcance y con el máximo número de pasajeros. Es decir, menos hubs y por tanto más distancia en cada vuelo y más pasajeros.

Hacedlo ahora para vuestra empresa. ¿Cómo repartiríais el presupuesto de Marketing? ¿Invertiríais en todas las marcas o sólo en unas pocas? ¿En cuáles lo haríais de verdad si el dinero fuera vuestro? Y de los lanzamientos, ¿cuáles de verdad realizaríais y cuáles cancelaríais? Y si pudierais escoger el proyecto del futuro para la empresa, ¿qué producto querríais desarrollar? Dejad que sea vuestra intuición la que decida. No busquéis razones ni argumentos, sólo dejad que vuestra imaginación dibuje las diferentes opciones y fijaros en cuál os gusta más. Tal cual. Entonces veréis como de repente todo tiene sentido y todo empieza a encajar. Como en el final de Sospechosos Habituales. Kaizar Sossé. ¡Qué gran película!

domingo, 4 de noviembre de 2007

¿Y después de la Democracia qué?

Nos fuimos ya de la China comunista. O capitalista. Uno se pierde con tanto anuncio consumista por un lado y bandera colorada por otro. Así de perplejos nos hemos quedado. Será por culpa de nuestras Universidades decadentes que no nos enseñaron esto de las economías híbridas. Pero, como nosotros no tenemos censura, podemos opinar. Para bien y para mal. Para bien, que esto parece que funciona y mucho. Para mal, que sólo lo parece y que siempre te queda la duda de si la mierda la tienen guardada bajo la alfombra. Roja, claro.

Este es uno de los peajes de no ser una democracia. Que aparte de sembrar tempestades, siembras dudas. Y es una pena, porque el principio básico del Comunismo no le puede sonar mal a nadie. Bueno, a nadie que no se crea superior al vecino, porque aquí son todos iguales. Y en verdad que lo parecen porque no sólo tienen todos la misma cara sino también el mismo coche o apartamento. Bueno, casi todos. Pero, no os vamos a engañar, no se los cambiamos por los nuestros.

Como tampoco les cambiamos nuestro sistema político. Aunque igual que nos han demostrado que pueden haber alternativas al Capitalismo, lo mismo pasa con la Democracia. Los primeros restos de seres humanos tienen más de un millón de años y la democracia auténtica apenas un siglo. ¿De verdad nos creemos que no puede ser mejorada? Por ejemplo. Igual que lo lógico en una empresa es que el Director General haya sido monaguillo antes que fraile y así pasando por sotanas de todos los colores hasta llegar a Papa, ¿no sería normal exigir que un Presidente del Gobierno primero lo haya sido de una Comunidad Autónoma, antes Alcalde de una capital y antes de un pueblo?

También podríamos dejar que ese, ahora ya experto gobernante y gestor, eligiera a todo su gabinete como sucede actualmente y así las discusiones en el Consejo de Ministros seguirían siendo de lo más fácil. “Si no me gusta lo que me dices, pues te cambio, campana y se acabó”. ¿No sería mucho más democrático que cada Ministro fuera elegido por separado? Y para hacerlo, ¿no sería mucho mejor que confiáramos en los expertos de verdad? Por ejemplo: al Ministro de Justicia lo elegirían entre todos los Jueces y Fiscales o diplomados de Derecho. Al de Sanidad, entre todos los Médicos, Enfermeras y demás. Y al de Educación, entre todos los Catedráticos y Profesores. Siempre habrían métodos de bloqueo para evitar abusos corporativistas por los que una mayoría cualificada del Consejo de Ministros podría forzar la dimisión de uno de ellos.

Os aburriríamos con otras ideas de este tipo pero sólo queríamos imaginarnos por un momento cómo podrían ser nuestros países si fueran dirigidos por profesionales y expertos de verdad y no por políticos y partidos; y cómo podríamos conseguir que eso pasara dentro de un sistema democrático. Porque, si vosotros tuvierais una empresa ¿de verdad ficharíais a Zapatero, Rajoy, Aznar, Llamazares o cualquiera de estos como Director General? Entonces, si no los queremos para nosotros ¿por qué tenemos que aceptarlos para todo el país?

Si me preguntáis a mí, preferiría no votar más que al Ministro de Economía y poderlo escoger entre cualquiera y no sólo entre los políticos de carrera. Y que “mi ministro” se pegase en las reuniones con el de los abogados, médicos o ingenieros. Acabarían con morados, sin duda, pero estoy seguro de que en la Bolsa de Países nos salíamos. Aunque nos costase unas stock options.

El milagro del Oso Panda y el del Oso Hormiguero y el Oso Volador y el Pez Oso y….


Vosotros que sois unos lectores rápidos y sagaces os habréis dado cuenta de que entre los osos del título hay dos que, a falta de que algún biólogo freaky demuestre lo contrario, son pura invención y cualquier parecido con la realidad mera casualidad. Porque para casualidades, las del Oso Panda. Mirad bien la foto. ¿No es muchísima casualidad que la naturaleza haya parido un bicho tan tiernamente perfecto? Las orejas. Las dos del mismo color negro, igual que las manchas que rodean los ojos. Y el resto de la cara, blanco algodón. ¡Ni el puñetero Walt Disney lo habría hecho mejor!!!!! Es la mascota perfecta.

Según Darwin, son consecuencia de la naturaleza y de su proceso de selección. O sea, que los Osos con las orejas y los contornos de los ojos del mismo color, son más guays y sobreviven mejor que los pobres que no se enteraron que L’Oreal había lanzado el lápiz de ojos para osos. ¡Venga hombre! Eso no se lo cree ni él. Además, ¿dónde están los otros osos? Los que no han sobrevivido, me refiero. El Oso Volador y el Pez Oso. Y el Oso Con Una Oreja de Cada Color. Y otros tantos que debería haber por ahí. No queda ni rastro de ellos. En otras palabras, nunca han existido.

Parecerá una tontería (y, para qué negarlo, posiblemente lo sea) pero creo más en que la evolución es una consecuencia de la mutación premeditada y deliberada de los genes, que no una mutación al azar como dijo Darwin. Según su teoría, los genes mutan al azar y sobre esas mutaciones sólo sobreviven los que mejor se adaptan al entorno y a sus cambios. ¿De verdad alguien se cree que una mutación al azar pudo crear los ojos o el oído? ¿O los dedos de una mano o la cara bonita de un Oso Panda? Aunque fueran un millón de mutaciones continuadas. O un millón de millones.

Por tanto, si la evolución no es por azar, sólo nos queda una opción. Nuestros genes son un disco con dos caras e igual que contienen la información de cómo somos hoy, en el revés también disponen la de cómo seremos en el futuro. Las especies que se han extinguido por el camino son meros fallos o deshechos del proceso y nosotros, en realidad, las cobayas del ser humano del futuro. Estos mismos genes son los que ponen en marcha nuestro reloj biológico procreador, para disponer en nuestros hijos un nuevo cuerpo en el que seguir mutando cuál parásitos hasta su destino final, sea cual sea. Entonces, cuando ya no les somos útiles, nos abandonan dejando que nuestras células vayan envejeciendo hasta morir. Y tú que pensabas que Matrix sólo existía en la ficción y ahora resulta que tu cuerpo es la probeta donde experimentan y se desarrollan tus genes. Aunque no sé porqué los llamas así, porque no son tuyos. Tú eres de ellos.

Lo dicho, una tontería.

(aunque explicada en serio no lo es tanto. De hecho, es la teoría de los deterministas que defienden que Dios creo al hombre al disponer su información genética en el primer ADN y que simplemente hemos evolucionado en una dirección que estaba determinada desde el inicio. La duda, si nosotros somos el final de ese camino o simplemente una estación intermedia. Sólo lo sabremos el día que aprendamos a leer entrelíneas, genéticas claro)

lunes, 22 de octubre de 2007

City Marketing

Hemos llegado a Shanghai pero no parece que hayamos salido de Hong Kong. Los mismos rascacielos, la misma perfección en los servicios, los mismos chinos. Allá pensamos que era cosa de la ZEM, Zona Especial de Millonarios o algo así. Es decir, que como no pagan impuestos, en vez de ser chupados, son ellos los que chupan de todos lados. Pero acá, eso no tiene nada que ver. Seguro que en los dos lados, la forma de ser de los amarillos cuenta. Y mucho. Aquí y allá. Arriba y abajo. Todos curran, todo el día. Sin parar.

Y se nota. En sus ciudades, en su forma de vestir, en su nivel de vida. No tienen nada que envidiarnos como os decíamos en otro post. Da la impresión que ni siquiera la democracia. Es verdad que sólo tienen un partido pero, dentro de él, sus candidatos son escogidos democráticamente (esto no es así totalmente pero están evolucionando hacia ello). Miradlo de otra forma. En el fondo es como si no existiera no uno, sino ningún partido. Cada persona es su propio partido. Quien quiere ser político sólo tiene que afiliarse al partido y ganarse los votos, como todo hijo de vecino. Si me apuras, me parece un sistema más justo. No votan todos, sólo los que les interesa tanto que están afiliados. Los otros, pues no. Y no suena mal porque, la verdad, que el voto de un tío o tía que no se ha leído ningún programa político de ninguno de los partidos, que si conoce la actualidad será siempre por la misma cadena o periódico y por tanto seguro que viciada de un lado o de otro, que si va a votar depende de que salga el sol y se vaya de finde o si llueve y se queda; pues os decía, que el voto de este demócrata valga lo mismo que el de alguien que se lo curra, pues será justo pero tampoco es demasiado serio.

Además, como que sólo hay un partido, no hay órdenes de voto. Cada cuál vota según su opinión real y según su consciencia. ¿Alguna vez habéis pensado que lo más antidemocrático que hay en el mundo son los partidos políticos? Uno de arriba decide que hay que votar en una u otra dirección y, aunque tengas tu propia opinión, tienes que seguir esa indicación, salvo que no quieras ser centro de un escándalo y que encima te insulten con eso de tránsfuga. Es verdad que a veces es una simple delegación de confianza: como yo no tengo tiempo de estudiar todas las leyes y situaciones, me fío de alguien de mi partido que lo hace por todos. Pero no siempre es así. Y además, que las estudien, que por algo les pagamos para que no hagan nada más. O eso se supone.

¿Qué queréis que os diga? A mí, por ejemplo, me encanta la Cámara de los Lords en la Gran Bretaña. Es un órgano no electo democráticamente sino por méritos que tiene derecho a vetar cualquier Ley y devolverla al Parlamento siempre con un veredicto razonado. Es verdad que muchos de ellos su único mérito hoy es ser hijos ayer de nobles, pero poco a poco se está convirtiendo en una Cámara de Sabios pues las nuevas incorporaciones son personalidades que han demostrado ser extraordinarios en diferentes ámbitos. Vaya, que si por mí fuera, volvíamos a la época de los patricios: que nos gobiernen unos pocos pero que sean los mejores. Y que ellos se apañen. En otras palabras, un Gobierno Ilustrado, que falta nos hace.

O mejor todavía, un Gobierno Privado. Si te gusta, te quedas. Si no, pues te vas a otro país. Como si estuvieras comprando un coche y con garantía. Si no cumplen sus promesas, pues te devuelven el dinero. Con los países parece una locura, pero no lo es tanto con las ciudades. Lo hablábamos el otro día y justo en la revista de Air China salía un artículo sobre ello. Y una cita de Maragall: “lo distintivo en el futuro serán las ciudades, no los países”. City Marketing le llaman. Cada ciudad debe tener un posicionamiento, unas cualidades y las tiene que publicitar pero, por encima de todo, las tiene que cumplir. Son las 7 efes: facilities, fashion, fun, feel, fortune y future (equipamientos, moda, diversión, sensaciones, suerte y futuro). Y si lo hace bien, tendrá su recompensa. Más ciudadanos querrán vivir en ella y más impuestos recaudarán.





La fábula de la hormiga china

Porque queda bien en el título pero de fábula no tiene nada. Ya llevamos tres semanas en la China, seis ciudades y otros tantos pueblos, y seguimos alucinando. Por todos lados tienen obras gigantescas, todas ellas públicas y cívicas, es decir, para dar servicio al ciudadano y a la economía, y por todas partes siguen construyendo más y más. En todas las calles tienen comercios de primera y conceptos de vanguardia. La gente es agradable, disfrutan de lo que hacen y todos por igual parecen disponer de un nivel de vida semejante. No hemos visto a ni un niño trabajar, ni mendigo pedir a excepción de un par de tullidos. Las avenidas son mucho más anchas de lo que es necesario hoy, como previendo lo que les hará falta en el futuro, y están llenas de bicicletas y motos eléctricas reduciendo la contaminación al máximo.

Quizás sabían que veníamos y han escondido todas sus miserias. O quizás es que echaron por la borda a los que sobraban. Eso no podemos saberlo pero sí que os podemos asegurar que no nos extraña que el mismísimo Delai Lama, según su propia autobiografía, se quedara gratamente impresionado con el sistema económico y la filosofía comunista. Y si lo pensáis bien, tiene todo su sentido. El sistema capitalista se basa en que la suma de individuos buscando su máximo beneficio personal, dará el mayor beneficio posible para todos en su conjunto. Pero ni esto es así como demostró el famoso Premio Nobel Nash, ni tiene en cuenta el reparto de la riqueza. Por su lado, el Socialismo Chino, con una buena gestión de los medios de producción, lo que ha hecho es que los beneficios del capital, al no ser de unos pocos sino de todos por ser del estado, se han reinvertido en crear infraestructuras y acumular conocimientos y medios, en vez de en gasto como hubiera pasado si fueran de unos pocos millonarios. Gasto que, además, hubiera sido en bienes de lujo o en ocio la mayoría de las veces de otros países por lo que la riqueza se hubiera trasladado fuera (la típica fuga de capitales, como tales o en otras formas que viene a ser lo mismo) (podéis comparar esta situación con lo que ha pasado en Rusia al cambiarse del día a la noche del socialismo al capitalismo).

Paralelamente, la falta de ese gasto privado la han suplido, aparte de con la propia inversión del estado, con la venta de productos a otros países a un coste imbatible, a base de mantener una economía cerrada en el aspecto monetario, lo que les permite fijar el tipo de cambio que quieran, más cuando lo hacen absolutamente favorable a las monedas extranjeras. El peaje, que su capacidad adquisitiva fuera es mucho menor. Pero eso sería preocupante si necesitaran de otros países, por eso su obsesión de ser autosuficientes y lo son. Y donde no, se apresuran para serlo, como por ejemplo con el Uranio. Su necesidad energética será tal en el futuro que saben que no podrán sobrevivir sin la energía atómica por lo que ya son dueños de la mayoría de las fuentes de dicha “materia prima” en todo el mundo. Otro peaje, que su población no puede acceder a marcas extranjeras pero tampoco parece importarles mucho, la verdad. Además, somos tan “inteligentes” los occidentales que, en aras del potencial que ofrece el mercado chino para el futuro, hoy les ponemos al alcance productos nuestros a unos precios a veces por debajo incluso de su coste (es el dumpling social que provoca que muchas de las empresas presentes en China lleven años dando pérdidas).

Mientras, ellos no paran de copiar dichas marcas y como parece ser incluso política de estado, tienen las de ganar. Danone, por ejemplo, acaba de romper su joint-venture con una empresa china porque sus propios socios les copiaban sus productos a menor precio con una empresa paralela. O, mejor incluso, una marca local de deporte cuyo logotipo es muy parecido al de Nike y su claim al de Adidas: del “impossible is nothing” al “anything is possible”. ¡Y tienen toda la razón!!! ¡Aquí todo es posible!!!! Y, si no, tiempo al tiempo. Yo, mientras, le diré a mi asesor de inversiones que ponga todo mi dinero en la China.

Crítica a la religión pura

Llevamos casi dos meses de viaje y ya hemos visto templos de todos los colores y de todos los folklores. Y lo digo así porque, tras estar en sitios tan sagrados para los hindúes, budistas o musulmanes como lo puede ser Roma para nosotros, lo que más nos ha impactado no es la vehemencia de los creyentes en el Islam que vemos cada día en los telediarios, ni la paz espiritual que esperábamos encontrar en Lhasa, ni la espiritualidad tan cacareada de la India. No. Lo más impactante ha sido la parafernalia con la que a lo largo de los siglos, en todos los casos, han disfrazado las enseñanzas o mandamientos originales hasta ahogarlos en un oscurantismo que, sin duda, te lleva a ser escéptico con ellos. Y a preguntarte, sobre estas religiones y otras, sobre ellos y nosotros: ¿cuándo nos olvidamos del origen de todo? ¿Cuándo le dimos más importancia a la forma que al fondo? ¿A la imagen que a la palabra? ¿Al ritual que al comportamiento? ¿Al mensajero que al mensaje?

¿Cómo fuimos capaces de desvirtuar tanto lo que nos dejaron personajes tan excepcionales como Budha o Jesús? Porque, no lo olvidemos, fueron otros y no ellos quienes edificaron iglesias y religiones. Fueron otros quienes los convirtieron en divinos, incluso a aquellos que nunca invocaron su carácter celestial. Fueron otros quienes trocaron pequeños gestos significativos en complicados rituales sin sentido. Ellos simplemente nos querían enseñar un camino para mejorar como personas. Y muchos de nosotros, en vez de ver ese camino, nos quedamos atontados mirando el dedo con el que nos lo señalaban. O no pudimos ver más allá porque, entre tanto humo y ofrenda, sotanas y pinturas, templos e imágenes, nos taparon la vista.

Para muestra un botón ¡Ayer estuvimos en un templo de Confucio!!! El más grande de los filósofos chinos, el mismísimo Maquiavelo de Oriente adorado como un dios (sus enseñanzas iban dirigidas a ayudar a los gobernantes a ser más justos y mejores reyes de sus pueblos). En vida, ninguno de ellos quiso aplicar sus métodos. Una vez muerto, le ponen un altar y los Emperadores se pasan 500 años haciéndole sacrificios. Si lo viera, el tío los cateaba a todos. Y digo cateaba porque él fue el creador del sistema de exámenes que la burocracia del Imperio utilizó durante siglos para seleccionar a sus funcionarios. Sistema que Mateo Ricci, jesuita misionero en la China, llevó a Occidente para drama de futuras generaciones estudiantiles.

Pero ejemplos los hay aquí y allá, de unos y de otros. Para mí el mejor es el de Budha. El Iluminado les dejó bien claro que no le siguieran pues toda persona sólo puede ser seguidora de una misma. Y puñetero caso que le hicieron, pues no siguieron sus enseñanzas sino las suyas propias, las que una vez y otra nos llevan a los humanos adorar y a convertir en dios cualquier cosa que se mueva. Así, ahora todos sus templos están a rebosar de figuras de Budhas ante los que no paran de quemar grasa y donar dinero.

Si de verdad Dios existe, esté donde esté, al vernos deberá estar tirándose de los pelos y de las barbas. Igual, incluso, decide de nuevo enviarnos a su hijo o alguien con dos dedos de frente para poner un poco de orden. ¿Os lo imagináis? ¿Qué pasaría si mañana Jesús o Budha volvieran a la Tierra? ¿Dedicarían su vida a levantar iglesias y monasterios, o a construir escuelas y hospitales? ¿Serían sitios fríos y distantes, o abiertos y cómodos para pensar y reflexionar, hablar y escuchar? ¿Olerían a incienso y cera, o a aire fresco y flores? O quizás simplemente decidieran no volver y ver desde lejos como poco a poco nosotros solos salimos de ésta.